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Determinantes ambientales y del estilo de vida en las enfermedades alérgicas

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Las enfermedades alérgicas, incluidos el asma, la alergia alimentaria y la dermatitis atópica, se han generalizado y su prevalencia está aumentando, especialmente en niños de países occidentalizados.1-4 La hipótesis de la higiene sugiere que la aversión moderna a todos los microbios es la responsable en gran parte de influir en la evolución atópica, la historia natural o progresión típica de las enfermedades alérgicas que suelen aparecer en etapas temprana de la vida, pero definitivamente puede haber otros factores en juego. ¿Cuáles son algunos de los factores más comunes que afectan la susceptibilidad de una persona a las alergias, y qué opciones de prevención y tratamiento ofrece la medicina funcional? 

Las investigaciones sugieren que la inmunoglobulina E (IgE) es un mediador fisiopatológico y portador de hipersensibilidad en algunas enfermedades «atópicas», aunque no todas, a medida que se desarrollan en el transcurso de la infancia y la niñez.5 Para ser más específicos, la evolución atópica puede considerarse una progresión de afecciones alérgicas que tienen factores de predisposición genéticos y ambientales comunes y comparten los rasgos inmunológicos de una o más respuestas de linfocitos T auxiliares específicos del alérgeno tipo 2 (TH2). También se caracteriza por un fase efectora «tipo 2» que puede incluir la generación de IgE específica, la activación de granulocitos y otros rasgos innatos, como producción de mucosa y edema. La presencia de una afección alérgica también puede aumentar el riesgo de desarrollar otras.5 

Aunque la predisposición genética influye en el desarrollo de la sensibilización alérgica, existen factores ambientales como cambios en el estilo de vida en la sociedad industrial que también desempeñan un papel importante.4,5 La microbiota tiene un papel fundamental en la formación de respuestas inmunitarias tempranas; la mayoría de los factores ambientales y del estilo de vida tienen un impacto en la formación de una microbiota diversa que coloniza la piel y el tubo digestivo.3-5 Como tal, se ha actualizado la hipótesis de la higiene para incluir la microbiota comensal, según la identificación de bacterias que son protectoras contra alergias, así como la presencia de bacterias potencialmente dañinas que pueden desencadenar una enfermedad alérgica.4 Los factores que pueden afectar la predisposición y susceptibilidad de una persona a las alergias incluyen, entre otros, los siguientes: 

  • Una dieta occidentalizada3-4 
  • El tipo de parto al momento de nacer4 
  • El uso de antibióticos en los primeros años de vida o el uso excesivo de antibióticos3-6 
  • El polvo en el hogar7-8 
  • La exposición al moho9 
  • La contaminación del aire exterior5,10-11 

El polvo en el hogar,12 la exposición al moho y las micotoxinas,13 y la contaminación del aire exterior14 también pueden afectar los cambios en el microbioma intestinal humano, un factor determinante de la salud y la enfermedad. 

Influencia del microbioma en la respuesta inmunitaria 

La disbiosis intestinal durante la infancia temprana puede estar asociada con un mayor riesgo de desarrollo de asma en los años de vida posteriores.4,15 Un estudio evaluó el riesgo de desarrollar asma usando una prueba de punción cutánea positiva y la presencia de sibilancia clínica en niños de un año. La combinación de estos dos factores se asoció con un índice predictivo de asma positivo a la edad de tres años y, por consiguiente, con un mayor riesgo de tener asma activo en la edad escolar. Los autores describieron una disminución de los géneros Rothia, Faecalibacterium, Lachnospira y Veillonella (de los cuales los últimos tres son Firmicutes y productores conocidos de ácidos grasos de cadena corta [SCFA]), así como una reducción del acetato fecal en los niños con mayor riesgo de desarrollar asma.4,15 Los SCFA como el butirato, acetato y propionato son factores desencadenantes clave de la proliferación y actividad del subconjunto de linfocitos T.16 Además de actuar como fuente de energía para los colonocitos gastrointestinales, los SCFA son antiinflamatorios y aumentan significativamente después de la inducción de células colónicas CD103+FoxP3+ y la producción de IL-10.16 

Este estudio, y otros similares a este, hacen aún más hincapié en la influencia del microbioma en los aspectos sistémicos de la respuesta inmunitaria.15 Debido a que la microbiota tiene un papel predominante en la formación de respuestas inmunitarias tempranas, diversos estudios han intentado influir en la evolución atópica a través de la dieta o intervenciones basadas en probióticos.4-5,17 Si bien los datos son mixtos, no cabe duda de que el microbioma puede tener un efecto significativo en la respuesta inmunitaria.4-5 

Fomentar el desarrollo de un microbioma saludable es un pilar de la medicina funcional y es fundamental para fortalecer las respuestas inmunitarias y mejorar la salud en general. Las intervenciones terapéuticas personalizadas que se centran en factores modificables del estilo de vida pueden optimizar la función del sistema inmunitario y, a la vez, promover la salud intestinal. Estas pueden incluir las siguientes: 

  • Planes de alimentación terapéutica 
  • Suplementación con probióticos de múltiples cepas y uso de prebióticos 
  • Cantidad y calidad de sueño adecuadas 
  • Planes de ejercicio y actividad física 
  • Reducción de exposiciones a sustancias tóxicas 

Las endotoxinas y la exposición a sustancias contaminantes exteriores: riesgo de alergia 

En un interesante estudio se examinó la prevalencia del asma y las alergias en dos comunidades: los amish y los huteritas.8 Estas dos comunidades tienen coincidencias genéticas y ambientales, además de factores de estilo de vida similares, con una gran diferencia: los amish aún cultivan la tierra en pequeñas granjas familiares mientras que los huteritas tienen granjas comunales más grandes y más industrializadas. En el estudio se descubrió que los niños amish presentaban un nivel significativamente menor de sensibilización alérgica y asma que los niños huteritas.8 

Cuando los investigadores analizaron el polvo de cada ambiente, encontraron que contenía niveles sumamente diferentes de endotoxinas.8 Los ratones expuestos al polvo de los hogares de los huteritas siguieron desarrollando síntomas de asma o alergia, mientras que aquellos expuestos al polvo de los hogares de los amish, no. Asimismo, se halló que los genes que modulan la respuesta inflamatoria innata y los genes que dependen del factor nuclear potenciador de las cadenas ligeras kappa de las células B activadas tenían una expresión diferente en los niños amish que en los huteritas. Los resultados de este estudio indican que el ambiente de los amish puede haberles brindado protección contra el asma al provocar y moldear una respuesta inmunitaria innata.8 

En términos generales, los niveles de endotoxinas en el aire no cambian drásticamente cuando se comparan los ambientes de cultivo con los urbanos, pero las endotoxinas en el polvo son mucho más abundantes alrededor de las granjas lecheras.18 Incluso en entornos urbanos, algunos niños expuestos a niveles más altos de endotoxinas en la escuela también presentan un empeoramiento de los síntomas de asma.19 Sin embargo, en el caso de los niños que aún no tienen reacciones alérgicas o asma, una mayor exposición a endotoxinas puede ser un factor de protección y reducir la probabilidad de desarrollar cualquiera de estas afecciones.5,20-21 

Una investigación más reciente sugiere que las sustancias contaminantes exteriores como el ozono y la materia particulada pueden estar asociadas con una mayor morbilidad por asma y pueden contribuir al desarrollo de la enfermedad; además, el humo de tabaco y las partículas de escape de diésel aumentan la sensibilización primaria a los antígenos, lo que lleva a una respuesta de IgE.10-11 Los estudios realizados sobre linfocitos B humanos hallaron que las partículas de escape de diésel y sus derivados, los hidrocarburos poliaromáticos, pueden inducir la síntesis de IgE ante la presencia de IL-4, y esto sugiere que esta sustancia contaminante puede potenciar la sensibilidad a alérgenos comunes.11 

Entre las personas que viven en el sur de California, la exposición a sustancias contaminantes se ha asociado con un menor volumen pulmonar y una mayor cantidad de episodios de asma aguda y bronquitis.10 No obstante, los estudios realizados en los últimos 20 años demuestran que hay una reducción significativa en las sustancias contaminantes del aire ambiente en la región; al haber menores niveles de sustancias contaminantes del aire, ambos resultados han mejorado. Por eso, algunos miembros de la comunidad médica consideran que el campo de la alergia y la inmunología está preparado para llevar la concientización ambiental a la práctica clínica, lo que incluye educar al paciente sobre el efecto de las sustancias contaminantes en los resultados de las enfermedades.10 

En la medicina funcional, las evaluaciones de ingesta individuales son extremadamente importantes para la identificación y evaluación de síntomas y patrones a partir de exposiciones potenciales a sustancias tóxicas. Estas evaluaciones ayudan a desarrollar estrategias integrales personalizadas para, en última instancia, identificar y reducir la exposición, mejorar la biotransformación a través de vías adecuadas, y promover la sanación del organismo. Los tratamientos personalizados pueden incluir modificaciones en el estilo de vida y otras técnicas que promuevan los métodos naturales propios del cuerpo para aumentar la eliminación de sustancias tóxicas. Algunos ejemplos incluyen: 

  • Dietas terapéuticas con una mayor cantidad de fibra y nutrientes específicos 
  • Promoción de la producción de glutatión en el cuerpo 
  • Uso de saunas para aumentar la eliminación de ciertas sustancias tóxicas a través del sudor y la orina 

Conclusión 

La medicina funcional pone énfasis en la importancia de un microbioma saludable para la prevención de enfermedades alérgicas, y brinda un marco para la educación del paciente, fomentando la concientización acerca de los factores ambientales que afectan la enfermedad y su abordaje. El curso sobre la aplicación de la medicina funcional en la práctica clínica (Applying Functional Medicine in Clinical Practice, AFMCP) del IFM les permite a los médicos entender los mecanismos inmunitarios subyacentes y las intervenciones eficaces para promover y equilibrar la función inmunitaria. Obtenga más información sobre las últimas investigaciones y herramientas clínicas para el tratamiento de pacientes con disfunción inmunitaria.

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Referencias

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