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Micronutrientes y salud cardiovascular

rainbow heart of vegetables

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Está demostrado que la dieta influye en la salud del corazón, en particular las dietas mediterráneas, que dan prioridad al consumo de alimentos de origen vegetal. Los estudios sugieren que entre los beneficios que tienen dichas dietas para la salud cardíaca se encuentran mejorar: la calidad de las lipoproteínas de alta densidad,1 los perfiles de inflamación en algunas poblaciones2 y los índices de supervivencia en personas con antecedentes de enfermedad cardiovascular (ECV).3 Si bien lo óptimo es un enfoque alimentario de origen vegetal con muchos colores, la suplementación también podría ser apropiada como una intervención dirigida y personalizada para mejorar la función cardiovascular. ¿Cuál es el papel de determinados nutrientes alimentarios en la prevención y el tratamiento de la enfermedad cardiovascular y la disfunción metabólica?

Nutrientes para el corazón

La Asociación Estadounidense de Cardiología recomienda que las personas incluyan frutas y verduras en todas las comidas a fin de consumir diferentes nutrientes saludables para el corazón, entre ellos, magnesio, potasio, complejo vitamínico B, vitamina D, ácidos grasos omega 3 y selenio, así como otros antioxidantes y fibras solubles. Un metaanálisis de 2020 de 117 estudios de cohorte prospectivos que incluyeron a más de 4 000 000 de sujetos hace énfasis en la conclusión consolidada de que un mayor consumo de frutas y verduras reduce el riesgo de cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular y la incidencia general de enfermedades cardiovasculares.4 Además, un metaanálisis reciente de 16 estudios (12 estudios controlados aleatorizados [ECA] y 4 estudios cruzados aleatorizados; n=1161) descubrió que las dietas con alto contenido de frutas, verduras y aceites vegetales disminuye de forma significativa la proteína C reactiva (PCR), un biomarcador inflamatorio, en las poblaciones saludables y, también, en aquellos sujetos con disfunciones cardiovasculares y metabólicas.5

Una dieta que prioriza los alimentos de origen vegetal de muchos colores refleja un consumo más reforzado de micronutrientes y fitonutrientes antioxidantes y antiinflamatorios que favorecen las vías cardiovasculares y metabólicas. Al mismo tiempo, los estudios de investigación continúan analizando nutrientes específicos y su valor como suplementos en la salud cardíaca. Por ejemplo:

  • Un metaanálisis de 2020 de 43 ECA reveló que una mezcla de selenio y antioxidantes redujo el riesgo de mortalidad por ECV en un 23 % entre los pacientes con distintos factores de riesgo para la enfermedad crónica.6 Las mezclas observadas consistían, principalmente, en vitamina C (de 120 mg a 1000 mg), vitamina E (de 15 mg a 30 mg o de 200 UI a 800 UI), zinc (de 20 mg a 30 mg), betacaroteno (de 6 mg a 25 mg) y selenio (de 50 mcg a 200 mcg) administrados en forma de cápsula o comprimido.
  • Un metaanálisis realizado en 2021 de 25 estudios de cohorte prospectivos (alrededor de 2 000 000 de participantes) analizó la asociación entre el consumo de ácidos grasos omega 3 marítimos, pescado y el riesgo de mortalidad por ECV, y descubrió que ambos consumos alimentarios guardan una relación inversa con el resultado.7 Los investigadores también describieron en detalle una relación no lineal de respuesta a la dosis que sugiere que un aumento del consumo de 20 gramos de pescado o de 80 miligramos de ácidos grasos omega 3 al día reduce el riesgo de mortalidad por ECV en un 4 %.7
  • Una revisión de Cochrane anterior, aunque aún pertinente, y un metaanálisis de ECA doble ciego respaldaron el uso de majuelos y su extracto como opción de tratamiento complementario para los pacientes con insuficiencia cardíaca congestiva.8 Se observaron beneficios significativos en los resultados fisiológicos, la tolerancia al ejercicio y el control de los síntomas (p. ej., mejora de síntomas como dificultad respiratoria y fatiga).8
DEFICIENCIA DE MICRONUTRIENTES Y RIESGO DE ECV

Se suelen notificar deficiencias en uno o más micronutrientes en todo el mundo9 y esto puede provocar diferentes problemas de salud, entre ellos, enfermedades crónicas tales como ECV. Asimismo, solo alrededor de uno de cada diez adultos en los Estados Unidos consume las cantidades recomendadas de frutas y verduras,10 a pesar de los beneficios que aportan los fitonutrientes a la salud del corazón. Una editorial reciente del Journal of the American Heart Association afirmó que el consumo insuficiente de micronutrientes en la dieta, tales como vitamina A, magnesio, selenio y vitamina D, es frecuente en los adultos con insuficiencia cardíaca.11

Se continúan publicando estudios observacionales que relacionan mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y mayor mortalidad cardiovascular y por todas las causas con concentraciones bajas de vitamina D,12 así como una asociación inversa entre las concentraciones circulantes de magnesio y la incidencia de cardiopatías coronarias, hipertensión y diabetes tipo 2.13 Los nutrientes actúan, al mismo tiempo, en el cuerpo como cofactores para garantizar vías cardiovasculares y metabólicas sanas y la salud de otros sistemas. Por lo tanto, es importante consumir una cantidad suficiente de cada uno de ellos. Una estrategia alimentaria que incorpore alimentos variados y cantidades adecuadas de nutrientes provenientes de alimentos de origen vegetal ayuda a garantizar el consumo equilibrado de nutrientes que promueven tanto la salud cardíaca como del resto del cuerpo.

Junto con la dieta, también podría indicarse suplementación con el fin de abordar las deficiencias de nutrientes, y los estudios continúan investigando el impacto y los beneficios de esta intervención para la salud cardíaca en particular. Una revisión sistemática de 2021 de 49 ensayos clínicos que exploraban el impacto de la suplementación con magnesio sobre la presión arterial encontró resultados beneficiosos y conflictivos a la vez.14 Los participantes sin tratamiento para la hipertensión presentaron disminución en la presión arterial cuando los tratamientos superaron los 600 mg de magnesio al día. La mitad de los estudios incluidos (de 120 mg a 486 mg de magnesio al día) mostraron reducciones en la presión arterial sistólica o diastólica, pero no en ambas, mientras que otros sujetos con la misma dosis no refirieron cambios en la presión arterial. En diez estudios con participantes que tomaron medicamentos antihipertensivos en simultáneo, todas las dosis de magnesio (de 240 mg a 607 mg al día) derivaron en una disminución en las mediciones de presión arterial.14

COQ10, ARROZ DE LEVADURA ROJA Y ESTATINAS

Las estatinas se consideran el tratamiento farmacológico estándar para ayudar a reducir el colesterol y brindar protección contra los infartos de miocardio y los accidentes cerebrovasculares en los pacientes de alto riesgo. Sin embargo, los efectos secundarios tales como el dolor y la debilidad muscular son frecuentes. Los estudios sugieren que ciertos nutrientes utilizados en conjunto con las estatinas podrían reducir los efectos adversos, tales como los síntomas musculares, y ayudar a los pacientes a mantener la intervención con estatinas. La coenzima Q10 (CoQ10) es un antioxidante presente en muchos alimentos, incluidas frutas y verduras; y la investigación sugiere que promueve el rendimiento cardiovascular óptimo en los pacientes con enfermedades cardíacas.15 Además, la CoQ10 puede ayudar a contrarrestar algunos de los efectos secundarios relacionados con las estatinas.16

El arroz de levadura roja (red yeast rice, RYR) es un alimento fermentado muy conocido en la medicina china tradicional por sus efectos beneficiosos en las enfermedades cardiovasculares.17 El arroz fermentado contiene naturalmente monacolinas, en particular la monacolina K, que es idéntica al medicamento farmacéutico lovastatina, y la investigación sugiere que el RYR podría ser comparable con la terapia con estatinas en cuanto a ayudar a reducir los niveles de lípidos en pacientes con colesterol elevado.17,18 Un metaanálisis de 2020 de ECA (n=10 699 pacientes con infarto de miocardio e hipercolesterolemia al límite) descubrió que el extracto de RYR como tratamiento complementario mejoró los resultados cardiovasculares y los perfiles lipídicos.19 Seis de los siete estudios incluidos eran ECA doble ciego, y los estudios administraron 1200 mg de extracto de RYR por vía oral al día con un tratamiento y seguimiento que osciló entre cuatro semanas y cuatro años y medio.19

Muchos alimentos y sus nutrientes ayudan a reforzar la función cardíaca por sus efectos en las concentraciones de colesterol. La avena y su fibra soluble son tan solo un ejemplo frecuente. El enfoque de la medicina funcional que prioriza las dietas con alto contenido de nutrientes, ricas en agentes antioxidantes y antiinflamatorios, junto con la suplementación específica cuando esté indicada, funciona para obtener una salud cardíaca óptima y bienestar general. Si desea conocer lo último en investigaciones sobre salud cardiovascular y metabólica, los enfoques dietéticos y las estrategias de tratamiento personalizadas, eficaces y sostenibles, aprenda de los expertos en medicina funcional en el módulo de práctica avanzada de cardiometabolismo del IFM.

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Referencias  

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  1. Grao-Cruces E, Varela LM, Martin ME, Bermudez B, Montserrat-de la Paz S. High-density lipoproteins and Mediterranean diet: a systematic review. Nutrients. 2021;13(3):955. doi:10.3390/nu13030955.
  2. Antoniazzi L, Arroyo-Olivares R, Bittencourt MS, et al. Adherence to a Mediterranean diet, dyslipidemia and inflammation in familial hypercholesterolemia. Nutr Metab Cardiovasc Dis. 2021;31(7):2014-2022. doi:10.1016/j.numecd.2021.04.006.
  3. Tang C, Wang X, Qin L-Q, Dong J-Y. Mediterranean diet and mortality in people with cardiovascular disease: a meta-analysis of prospective cohort studies. Nutrients. 2021;13(8):2623. doi:10.3390/nu13082623.
  4. Zurbau A, Au-Yeung F, Blanco Mejia S, et al. Relation of different fruit and vegetable sources with incident cardiovascular outcomes: a systematic review and meta-analysis of prospective cohort studies. J Am Heart Assoc. 2020;9(19):e017728. doi:10.1161/JAHA.120.017728.
  5. Poulsen NB, Lambert MNT, Jeppesen PB. The effect of plant derived bioactive compounds on inflammation: a systematic review and meta-analysis. Mol Nutr Food Res. 2020;64(18):e2000473. doi:10.1002/mnfr.202000473.
  6. Jenkins DJA, Kitts D, Giovannucci EL, et al. Selenium, antioxidants, cardiovascular disease, and all-cause mortality: a systematic review and meta-analysis of randomized controlled trials. Am J Clin Nutr. 2020;112(6):1642-1652. doi:10.1093/ajcn/nqaa245.
  7. Jiang L, Wang J, Xiong K, Xu L, Zhang B, Ma A. Intake of fish and marine n-3 polyunsaturated fatty acids and risk of cardiovascular disease mortality: a meta-analysis of prospective cohort studies. Nutrients. 2021;13(7):2342. doi:10.3390/nu13072342.
  8. Pittler MH, Guo R, Ernst E. Hawthorn extract for treating chronic heart failure. Cochrane Database Syst Rev. 2008;(1):CD5312. doi:10.1002/14651858.CD005312.pub2.
  9. Bailey RL, West Jr. KP, Black RE. The epidemiology of global micronutrient deficiencies. Ann Nutr Metab. 2015;66(S2):22-33. doi:10.1159/000371618.
  10.  Only 1 in 10 adults get enough fruits and vegetables. Centers for Disease Control and Prevention. https://www.cdc.gov/nccdphp/dnpao/division-information/media-tools/adults-fruits-vegetables.html. Published February 21, 2021. Accessed December 8, 2021.
  11.  Cascino TM, Hummel SL. Nutrient deficiencies in heart failure: a micro problem with macro effects? J Am Heart Assoc. 2018;7(17):e010447. doi:10.1161/JAHA.118.010447.
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  13.  Wu J, Xun P, Tang Q, Cai W, He K. Circulating magnesium levels and incidence of coronary heart diseases, hypertension, and type 2 diabetes mellitus: a meta-analysis of prospective cohort studies. Nutr J. 2017;16(1):60. doi:10.1186/s12937-017-0280-3.
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